jueves, 30 de mayo de 2013

Los Chunguitos se sorprenden del cambio que ha dado el barrio donde nacieron.



Yordi Pujol con Los Chunguitos, en un mitin de las autonómicas de 1999, donde le abuchearon. / CARLES RIBAS




Recordaron las churrerías de Moreno Zancudo y el aspecto de la calle Encarnación
Acompañar a José y Juan Salazar, los Chunguitos, por la calle San Juan hasta la plaza Alta, es un paseo impredecible. A cada pocos metros les paran vecinos que dicen conocerlos de siempre, le cuentan anécdotas muy remotas.

A ellos les encanta y se dejan querer. Incluso terminan arrancándose con su famoso «me huele a humo» con un grupo de mujeres que les esperaban para hacer una foto. También se acercó el típico «amigo de toda la vida» que les saludó alabando su música y terminó pidiéndoles dinero. Impredecible.

Al margen de espontáneos, el dúo tiene su tirón en el Casco Antiguo y entre quienes un día fueron sus vecinos. Ellos nacieron en el número 54 de la calle Encarnación, en la espalda de la plaza Alta. De allí se fueron hace cuarenta años. Cuenta Juan que en casa no había para comer y tuvieron que buscarse la vida en Madrid. La vivienda todavía permanece igual que cuando ellos la dejaron, pero bendicen lo que ha cambiado el entorno. «Ahora todo está mejor». Con detalle, recuerdan los tres locales casi seguidos que acogían las churrerías de la calle Moreno Zancudo. «Esto se ponía de bote en bote, seguro que todavía huele a churros», bromean. En la esquina, ya entrando en la plaza, señalan la casa donde residía su prima Rocío. «Aquí veníamos mucho nosotros, estaba a un paso de casa». Pero lo que más sorprende a los dos cantantes es el aspecto de la plaza Alta. 

«Fíjate lo bonito que ha quedado aquello», le dice Juan a José señalando a los soportales que ahora acogen la sede de la Uned. «El cambio de esta zona es espectacular». Las alabanzas a la mutación en el Casco Antiguo de Badajoz se repiten durante el trayecto. Los cambios de una zona que poco a poco se sacude las telarañas lo comprueban en primera persona los Chunguitos. «Yo estoy pensando en comprar la casa de la calle Encarnación», le confesaron a Consuelo Rodríguez Píriz, la concejala de Cultura que les recibió en el Ayuntamiento. En su visita al Consistorio, los artistas volvieron a arrancarse de nuevo por rumba y entonaron una estrofa dedicada a Badajoz. El estribillo lo cantaron en los pasillos , ante la sorpresa de funcionarios, trabajadores y el propio Celestino Rodolfo, concejal de Urbanismo, que salió de su despacho y se topó con la improvisada actuación de los músicos. Además de sus archiclásicos como 'Carmen', 'Me sabe a humo' o 'Dame veneno' siempre guardan algún tema para Badajoz. «No debe faltar en un repertorio de los Chunguitos una canción a Badajoz».

Cumplen con el amor que todo emigrante profesa a sus orígenes y dicen que siempre les ha gustado presumir de la calle Encarnación, de sus orígenes y de ser descendientes de Porrina de Badajoz.
Emigraron a Madrid a principios de los 70. En la capital residieron en Puente de Vallecas. Por Peña Prieta y Albufera salían cada día con las guitarras a cantar canciones rumberas y pasaban el platillo, como dice una de sus canciones.

Manolo Arcusa, del Duo Dinámico, les vio en la calle y les puso en contacto con un estudio de grabación. Después llegó el desenfrenó y los músicos callejeros que pedían en el metro se convirtieron en un grupo que vendió solo de su canción 'Me sabe a Humo' medio millón de discos.

En aquellos inicios, el grupo lo componían tres. Juan, José y Enrique Salazar, fallecido en 1982.
Más de 30 años de carrera le han valido para conformar la banda sonora de una generación. Ahora, con más canas, más kilos y, seguramente más dinero, vuelven a bajar de la plaza Alta por la calle San Juan mirando de reojo cuando pasan por la esquina con Encarnación. Un paseo impredecible.

La Rumba que nunca muere

Los Chichos fueron los primeros y ahí siguen. Luego vinieron Las Grecas, Los Chunguitos, Los Chorbos, La Terremoto con el achilipú, Tijeritas, y tantos y tantos otros hasta su última expresión surgida del cinturón conurbano barcelonés, los Estopa. Una lista casi interminable a partir del género que parieron los dos hermanos Emilio y Julio González Gabarre y el siempre recordado 'Jeros', 'eldelmedio' que acuñó algunos de sus mejores temas desde ese punto de partida parido en un tren camino de Vigo, en el primer bolo de la mítica banda de Entrevías, hace exactamente cuarenta años, ‘Libre quiero ser’.

Pues eso, con la libertad de entonces todavía intacta y mucha Cachimba de por medio y tanto otro dedicado al culto, Los Chichos siguen haciendo historia y kilómetros. En este caso se dejarán caer por Málaga, en un concierto donde repasarán sus cuatro décadas al pie del cañón y tocarán canciones que son himnos de barrio con ropa tendida en los balcones. ‘Mujer cruel’, ‘Mami’, ‘Vente mi siana’ ‘Te vas me dejas’ ‘Bailarás con alegría’ o ‘La Historia de Juan Castillo’ saldrán de nuevo de sus bocas con el acompañamiento desde hace años de la tercera pata y sustituto del desaparecido, Emilio ‘junior’.

Este sábado la Sala Trinchera, que se atreve con todo, en el lado Oeste de la ciudad, será el escenario de este encuentro con la historia de barrios como la propia Carretera de Cádiz donde algunas de las canciones del grupo forman parte de la banda sonora de sus calles y sus parques, de su viejo parque automovilístico y algunos todavía convictos R-12, ‘supermirafiori’ o ‘Seat Málaga’ donde sonaban a todo trapo en los ochenta. Será el momento de volver a probar el viejo cassette y recordar aquellos tiempos de billares y Navajeros que podrían no ser tan lejanos, con tanto ‘mangante’ suelto...

En medio de este contexto social, tan apasionante como el de la época en la que ellos surgieron, a Emilio le parece que "los chorizos de ahora darían para treinta o cincuenta temas de Los Chichos. O para sacar cincuenta libros", mientras se compadece del papel de Rajoy al frente del país "a ver lo que puede hacer, le han dejado el patio hecho un asco", le defiende.

Y es que el Chicho original y fundador de esta banda eterna dice que ellos siguen teniendo la fórmula intacta para la alegría en el peor de los escenarios; "porque esta crisis es de aúpa". "Lo único que no hemos perdido es la ilusión y ahora incluso tenemos más experiencia y sabiduría. Los tiempos son diferentes pero nuestro público siempre está ahí. Gracias a dios después de tanto tiempo seguimos viviendo de esto".


Algo muy cierto, porque a diferencia de otros rumberos ellos siguen estando en la carretera cuando otros se han retirado o no serían capaces de generar los seguidores que ellos convocan. "Vienen a escucharnos hasta guardias civiles. No es vacile", impreca al entrevistador cuando le habla de eso de que siempre se les achacó de que su público es de perfil quinquillero o barriobajero. "Bueno ha podido ser así pero los hay de mucho tipo como te digo", recalca.


Emilio, ‘El Chicho’ fundador, no desmiente que la droga haya sido un mal compañero de viaje en tiempos pretéritos "porque fue una cosa desconocida para nosotros pero también hemos abierto la mente a muchos jóvenes de lo malo que traen", antepone.

Es innegable que su discografía esconde historias de espinas sobre estos hábitos pero también divertidos alegatos sobre algunas sustancias blandas. En el camino se dejaron a un amigo y autor de temas eternos como el Jeros abocado al suicidio por sus costumbres tóxicas, según algunas crónicas. "Lo recordaremos siempre porque fue un fenómeno, la gente se sigue acordando de él –como los Estopa– y de sus éxitos pero hemos seguido a pesar de todo", termina.

'LOS CHUNGUITOS' SE DESPIDEN DE SU NOMBRE

Tras más de 30 años en el mundo de la rumba, a la que han aportado temas tan populares como 'Me quedo contigo' o 'Dame veneno', Los Chunguitos se despiden de su nombre, pues a partir de ahora se llamarán Los Hermanos Salazar y en lugar de un trío serán un dúo. "Sabemos que la gente nos seguirá llamando 'Los Chunguitos', igual que a Alaska la siguen llamando Alaska", decían los hermanos Juan y José Salazar, los dos miembros "históricos" de este trío

Quienes somos Los Chunguitos

 Dicese de  Gitanos Extremeños  (Porriñas de Badajoz) familia numerosa afincado en Vallecas, con unas hermanas fascinantes y unos hermanos menores que emulaban a los triunfadores tocando y cantando por las calles.Cantando por plazas, pasando el platillo, vivían de cantar por las calles,  con ese talento y arte que solo se lleva en la sangre.Con el desparpajo y decisión que otorga su
raza gitana se presentaron en las oficinas de una compañía discografía halla por el año 1977. No era una pequeña discográfica, fueron directamente a una multinacional ,EMI.

Su intención era grabar maquetas en el pequeño estudio de la plaza de Ramales. Raúl Ros, impresionado por la frescura y talento de estos gitanos ,Aviso a Ramón Arcusa,  director artístico de la compañía en aquella época quien no dudo en apostar por este prometedor proyecto.  Eran cuatro, llevaban melenas y ropas ye-yes.El primer disco fue producido por el propio Ramón Arcusa. Luego, ya convertidos en trío, trabajaron con Eddy Guerín, Alfredo Domenech, José Juan Almela. Las canciones de Juan Bautista y otros autores enriquecieron el repertorio y los nuevos arreglos lo rejuvenecieron.Estaban escribiendo su propia  leyenda, Naturalmente, a nivel underground, suburbial, sin especiales en TVE, o portadas de revistas de colorines. Su genero, demasiado popular para los santones del Pop y demasiado frívolo para los puristas del flamenco, estaban entre la espada y la pared.



 Eran otros tiempos y la rumba flamenca era area privada para gitanos y flamencos, solo les llevo unos arreglos pop y los recursos técnicos que inyectaron a la rumba tradicional para que sus interpretaciones hicieran llegar este palo musical a los payos, heavys, postmodernos, publico que descubría las raíces de nuestra música.Los podían amar, los podían odiar, no había indiferencia. Entraron sin llamar  y  se quedaron para siempre!!.Las bandas sonoras de PERROS CALLEJEROS (79) de José Antonio De La Loma. y  DEPRISA DEPRISA  (81) de Carlos Saura  fueron su mejor trampolín al gran publico.

Los Chunguitos: "La gente se pone a tope porque le gustan las canciones"

José Salazar, el más joven de los Chunguitos, tiene 55 años. Su hermano Juan, solo tres más. Incombustibles, serán los encargados de poner mucha rumba esta noche a la feria en la caseta municipal tras el concierto de los Sabineros, un tributo a Serrat y Sabina (23.30 horas, con entrada gratuita).

--Vuelven a Cáceres para ponerse el traje de feria...

--La gente se va a poner a tope porque le gustan las canciones.

 --¿Cómo les va la vida?

--Estamos bien. Somos gente sana, hacemos deporte y nos gustan las cosas buenas.

 --Y Cáceres también porque tienen sangre extremeña...

--Claro que sí porque es la tierra en la que nací. Nunca olvidaré la calle Encarnación en Badajoz.

 --Con nuevo disco...

--Estamos felices con la respuesta. Solo hay que ver internet.

 --¿Qué han preparado hoy?

--Cantaremos las nuevas y las de siempre como 'Carmen', 'Dame veneno' o 'Me quedo contigo'.

Los Chunguitos web Oficial