El negocio de la familia Salazar es el arte. Este clan gitano de origen extremeño viene dando que hablar desde hace décadas. El gran patriarca fue Porrina de Badajoz, nombre destacado en la historia del flamenco. Pero la rama más renovadora del arte de esta familia se ha desarrollado en Madrid, donde surgieron primero Los Chunguitos, en los setenta, y ya en los ochenta, sus hermanas Azúcar Moreno, probablemente el dúo de gitanas que más éxito ha tenido en el mundo.
Ahora, la hermana menor de Encarna y Toñi, Sara Salazar, y su sobrino, Miguel Ángel Salazar Carlino, inician su carrera bajo el nombre Romanó, que significa gitano en caló. En su primer disco, Pasión gitana, que saldrá a la venta el próximo mes de enero, no han escatimado en poderío industrial. Han grabado en Miami, donde las "Azúcar" tienen casi más nombre que en España, bajo la batuta de experimentados productores. El resultado es un disco de evidente impronta comercial, con fórmulas musicales tan homologadas como el flamenco-latino, la rumba-dance e incluso una versión lerele de aquel Killing me softly de Roberta Flack. Ricardo Aguilera

Revolucionarias. Encarna y Toñi Salazar debutaron a principios de los ochenta con una imagen de rompe y rasga, el fraternal aval de Los Chunguitos y un par de voces empastadas desde la infancia. Con el recuerdo de las revolucionarias Grecas, lucharon por su personalidad abriéndose a la música de baile sin perder el rajo gitano. Su más reciente grabación, Esclava de tu piel, ha vendido cerca de 400.000 copias en España y aún más en toda América. Su nuevo disco es un recopilatorio de éxitos titulado Mucho Azúcar, que incluye dos canciones nuevas.
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