Chunguitos del pasado

Son de esos que venden discos de puntillas, de los que se comen tas nueces del mercado y apenas hacen ruido con las cascaras. La progresía los descubrió a través del cine —cuando el inefable Saura les sacó, deprisa, deprisa, en las pantallas—, pero hacía mucho tiempo que sus temas eran la banda sonora de esa otra película,infinitamente más apresurada, que tiene por plato la espesurade los barrios. Ahora,los gerentes de la industria hansacado el abaco y resulta que le debían a Los Chunguitos cinco discos de oro, cinco, por diferentes trabajos. A saber: «Me llaman el loco», «Vive gitano», «Limosna de amor», «Lo mejor de Los Chunguitos» y «Barrio». Cinco discos que valen, también, por otros cinco años. Desde 1977 a 1982,desde el fin de la transiciónhasta el inicio del cambio. La fiesta de entrega de los galardones se celebró la otra noche y sirvió, de paso, para presentar el nuevo elepé del trío: «Callejón sin salida», dedicado a la memoria de Enrique, el chunguito que llevaba la voz cantante hasta que se esfumó del callejón hace cosa de un año. Ofició como maestro de ceremonias el locutor Pepe Domingo Castaño, ayudado, en los momentos trascendentales, por nuestra representante en Eurovísión, Remedios Amaya, y por José Miguel Evora, autor de la canción seleccionada para participar en el evento, eurotelevisado.Cumplido lo cual,los Chunguitos interpretaron,con el apoyo de un «play-back» musical, algunas de las canciones de su próximo álbum, ilustradas por los contoneos de la hermana de uno de los muchachos, que se arrancó a bailar sin que nadie lo esperase.